miércoles, 15 de enero de 2020

UN VÍDEO A LA SEMANA - Día a día con Golden (Enero 2020)

Han sido unas semanas la verdad bastante productivas para el canal, y la audiencia parece haber vuelto a su estatus quo regular anterior a la Crisis de Otoño, cómele el co**.

La empresa de mi palacio mental ha reestructurado el periodo de subida de vídeos, lo que me hace un ser humano más sano y menos depresivo late 18s.

La nueva década me sonríe por estos momentos, en los que hay nuevas iniciativas más positivas.

Ante esta situación socio-económica, voy a tomar la decisión de dejar el canal en barbecho esta semana (y probablemente también la siguiente), para dedicarme al resto de mi vida humana pluricelular.

Sitúo el final de enero y el inicio de febrero como fecha posible para el ansiado estreno de mi vídeo de exploración personal y música de la que no dispongo de derechos ``2023´´.

De aquí en adelante, me propongo 1 vídeo como mínimo al mes, para asegurar mi estado de salud metal creadora y psicológica. Ya veremos si consigo mi objetivo.

Hasta que nos volvamos a encontrar, hasta la próxima...


Also, chequéen mi nuevo logo de mi yo 2D, crafteado con mano de santo.

MAX.

(Historia corta de 2017)

Lo tenía todo. Era el rey de la pu** Nueva York. Nadie podía acercarse a su espacio económico... ¿Nadie?

-¿Tienes la cuerda?
-Sí, aquí...
-Perfecto, ¿y tú la garra metálica?
-Eso no hay que preguntarlo, tío.

Estaban caminando de lado... en las paredes acristaladas del exterior del Edificio MAX. Urich Maximilian, el propietario, era uno de los niños mimados de la ciudad, y tenía mucho dinero... ¡vaya si tenía dinero ese capu***! Iban a robarle al maldito Urich Maximilian. Walter Kaine no se lo creía... él y sus dos chicos, Fred Gullen y Sammy Fring, iban a ganar un pastón, se iban a librar de los pagos a Hacienda que tenían atrasados y se sentirían orgullosos de traerles a sus familias dinero después de mucho tiempo. Los tres estaban en el paro y, como eran ingenieros y sabían de escalada... ¿qué forma mejor de llenar las carteras que robar? Y robar a lo grande, sí...

-¡El piso 47, jefe!-dijo Gullen.
-Ok. Estamos aquí, Max. ¡Rompe, S!

¡Crash! La gran ventana se convirtió en pequeños trocitos de cristal azulado, que cayeron al inmenso vacío que se encontraba debajo de sus pies.

-Entrad.

Los tres padres de familia irrumpieron en la sala de entrada del apartamento del Edificio MAX en el que Urich residía. Sigilosamente, caminaron de puntillas por la moqueta roja del suelo, para luego esperar unos instantes.

-Seguid adelante. G, abre la puerta.

Fred hizo lo que le ordenó, también con cuidado. Forzó la cerradura con cautela y un silencio casi de profesional, para que después pasaran adentro sus compañeros. Iban seguros de lo que hacían, ya que previamente habían inhabilitado todas las cámaras y micrófonos de vigilancia de esa planta, y también se habían asegurado de que esa noche la habitación de Urich no tenía guardias de vigilancia. Según se habían informado, era una ``Noche Libre´´. No les importaba en absoluto lo que significara y qué co** haría ese tío mimado estas noches.

-Da luz, S.
-Va.

La luz de la pequeña linterna les permitía ver mejor qué elementos se encontraban en el lugar. Más moqueta, mesillas de noche, sillones recubiertos de terciopelo, un par de cuadros neocontemporáneos... la típica clase de mie*** que te puedes encontrar en la casa de un rico.

Avanzaron. Pared... y se encontraron con una escena de lo más embarazosa. Ahí estaba el pu** Urich Maximilian... trisc****se a una chica con apariencia de modelo.

-¡¡Noo!! ¡Basta...!-gritaba la joven.
-Ahora... ¿Pero qué c...?

Walter sacó su antiguo revólver.

-¡Las manos donde pueda verlas, capu***! ¡Y tú también, moza!
-Erhh...-susurró Urich.
-Ya has tenido suficiente, tío-comentó Gullen.
-Poneos ropa y las cabezas sobre la cama.
-De... de acuerdo-dijo Urich.

Los rehenes siguieron los pasos. Mientras la modelo se vestía, los ojos de Fred se movían con rapidez. Ya estaban con las cabezas sobre la cama.

-No queremos heridos ni muertos. No hemos venido a matar a nadie, ¿entendido?-se aclaró la voz con fuerza-Ahora dinos donde está el dinero que guardas aquí y todo lo que tengas que posea más valor. Después de coger lo que es nuestro, nos iremos como hemos venido y aquí no ha pasado nada... ¿entendido?
-Erhh...
-S-socorro... no sabéis cómo es en realidad... mátale ahora que pue-puedes...
-Chica, no sé lo que te ha hecho o dicho, pero no es nuestro asunto. Eso resolvedlo por vuestra cuenta.
-N-no lo entendéis...
-Si te dice que te calles, te callas, zorra.
-¡Eh, no se insulta a las señoritas, golfo acomodado! Venga, dinos dónde está el dinero y nos largaremos.
-No lo diré.

Walter se acercó al multimillonario y le puso el arma en la sien.

-¿Crees que estoy de broma, cab***? ¡Dínoslo ya y nos iremos a tomar por culo!
-No.
-Uffff... te has buscado el peor camino... S, los alicates.
-Ahí van.
-Oh, no eres capaz, plebeyo, no... ¡¡aaaaaaaaaaaaaaaarrghhhhhhh!!
-DI-Nos-El-Lu-Gar, Maximilian.

Pero la tortura metálica continuó unos minutos que fueron longevos para el rehén, pero aún más estresantes para Walter, al ver que Maximilian no decía ni una palabra sobre su fortuna.

-Parece que te gusta el sadomasoquismo, ¿no, gilipollas?-le arrea un mamporro con fuerza en la mejilla, y le grita a la cara-¡¡Dinos el pu** lugar del pu** dinero YA!!

Los compañeros encapuchados de W. K. se miraron el uno al otro con expresión de confusión.

-Tío, este pavo no parece tener intención de cantar nada... Deberíamos dejarlo e irnos, aquí ya no pintamos nada.
-¿En serio, F? Tío, que lo hubiera dicho S, pero tú... Te tenía por un tío con más cojones.
-¡¿Y qué quieres que te digamos?! Nada más que estamos perdiendo el tiempo con esto...

Urich Maximilian, que estaba arrodillado y encorvado, se giró para levantar la mirada, y le farfulló, a causa de los golpes, a Kaine:

-¿Por qué no le haces mejor un poquito de caso a tus camaraditas, listo?-una patada de Walter respondió a ese comentario atrevido, tras lo cual siguió hablándole al multimillonario repelente. Tal distracción sirvió para que toda la atención de los atracadores se centrara en Urich, y se olvidaran de la chica.

La modelo se alejó poco a poco de la cama, con la intención de escaparse por la puerta del superapartamento. Su pobre huida no llegó a cabo lejano, ya que Fred se percató de su movimiento sigiloso pero patoso, y pegó un grito al aire:

-¡¡Ché!! ¡Quieta donde estás, rata! Esto va a acabar pronto...
-¡Eh, no deberías hablarle así a la señorita, Fred!-la defendió Sammy, con indignación.
-¿Pero qué crees que haces? ¿Ponerte de parte de ellos...?-le inquirió su jefe.
-¡¡Tío!! ¡¡Ha dicho mi nombre!! ¡¡Ha dicho mi nombre el cab***!!

La frente de Fred Gullen se había tornado de un color rojizo, y hacía señas con su pistola de querer amenazar de muerte al bueno del joven Sammy.

-¡¡Te vas a acordar de esto!! ¡¿Me has oído...?!
-¡Para, relájate! Él no es el problema, Fred...

Se hizo un breve silencio, lo cual permitió a la mujer asustada hablar:

-T-tenéis que matarle.
-¡¿Qué?!-escupió Fred.
-Él... n-no es como nosotros.
-Vamos... ¡no le hagáis caso a esta perra! Está tan asustada que no sabe lo que dice...
-E-es verdad...
-¿¿Cómo??-gritó el ya cabreado Walter Kaine.
-Dejadla hablar-paró en seco W.K.

Gárgaras de Almorrajino.

(Historia corta del año 2019)

Verbena popular, Almorranijo de los Montes Sacros.

Las luces de discoteca, de una gama cromática no apta para todos los públicos, iluminaban el húmedo y mohoso antro al igual que al cochambroso camino en forma de desgastada carretera de pueblo, que ya se había cobrado sus más de 33 víctimas en los menos de 50 años que tenía la pedanía de Ciudad Estropajo.
Se dirigían caminando al tugurio Ficho Bonáez y su risueño amigo el tuerto, Gonzo Gonórrez, cuyo apellido descendía de un antiguo bulo de que a su tataratataratatarabuelo Higo le traspasó la horrorosa enfermedad Yuliana Windeldorf, la hija de la costurera, que venía de Alemania buscando trabajo tras la Guerra del Copón, donde se dice que ese Adolfo Pistacho la lió bien parda. Volviendo a nuestra desgraciada historia, los dos mozalbetes iban con una sonrisa de ceja a ceja, ilusionados los ¡oh, pobres infortunados! con que en esa fiesta de interés mundano iban a encontrar ¡por fin! una buena moza de anchas caderas y cabellos rollizos que llevarse a casa y ser vistos como hombres de provecho antes los decrépitos ojos de sus padres. Ambos progenitores se conocieron y lucharon en la Guerra antes mencionada, hicieron buenas gavillas y forjaron una amistad que, como ustedes ven, heredaron sus infames hijos.

-¡Pero mira las decoraciones del techo, Ficho! ¡Son tan bonitas...!
-Gonzalito, nos vas a avergonzar delante de todo el pueblo, inútil.

Al oír sus reconociblísimas voces de gallo, uno de los mayores gavilanes de la escuelita de Doña Espanto mandó parar la deglutible música, si tiene el honor de poderse llamar como tal, y se dirigió, no sin antes subirse el pantalón cual paquetón apretado por las costuras de la prenda, hacia los más escuálidos y famélicos paletos de la región. Se detuvo, alzando su gran polla, y dijo:

-¡Mira a quiénes tenemos aquí! ¡Si son El Hombre Polilla y su intrépido secuaz Van Vómito!
-¡No tenemos miedo de tu cipote, guilipolas!
-¡Calla, insensato!--¿quieres que nos crujan vivos?