domingo, 27 de noviembre de 2016

Australian girl.

Año 2156. Badajoz, España. La tecnología está en su punto más alto, tanto, que es el principal tema de la vida de los humanos de esta era. La industria del videojuego ha evolucionado a algo más. Algo, que, a los más conservadores, ha llevado a temerla...

Los juegos forman parte de la rutina diaria (además de la visualización semanal de un programa internacional conocido como Gran Germano, en el que se lleva a unos alemanes de pura raza a una casa, y se hace que interactúen entre ellos, y, si es posible, que copulen), ya que los humanos siempre llevan colocados en sus cabezas el Holocrón de Realidad Virtual, por lo cual no visitan mucho el mundo real.

Fabio era un chaval de trece años al que le gustaban los videojuegos de Rol SCI-FI, combinados con el género del ``shoot-and-reshoot´´, y además, con un saborcillo a los libros de fantasía y mazmorras de Ned Rufflecksenn, ``Las Crónicas de Zuruyia´´. En esto, que se encontraba deambulando en la RV por la Sala de Inicio de Juegos de Conquistas Galácticas, cuando vio en el listado de jugadores una imagen de perfil que le llamó la atención. En ella se mostraba a una bella y joven fémina de más o menos su edad, y, por su historial de juegos se veía que era una tipa dura en el Jalo: Feach.

Entonces, el joven Fabio se dirigió como un caballero de Zorindarr hacia el server, con valentía, directo a preguntar a la tal ``KoalaDear89´´ si quería acompañarle en una nueva aventura en Jalo: Feach.

-Hola, soy FabiuSxRzR7, ¿querrías...?
-¿Para qué co** me dices tu p*** gamertag, pringao? ¡Si ya lo pone encima de tu cabeza!
-Yo... lo... lo siento, no pensaba con claridad... Bueno, ¿te apetecería...?
-No, yo no juego con blubrux como tú, ``FabiuS´´. Vete a por una como tú...

Fabio se quedó con una cara de incógnita nunca vista en ese mundo. Tenía la boca tan abierta del ridículo que había hecho, que se le entraron doscientas moscas digitales. Inmediatamente, se asfixió y murió. No. No es verdad. Quedarse con vida fue peor experiencia.

-¡¡Eh, ehh, no te vayas!!
-¿Qué quieres ahora, capu***?
-Erh... ¿qué podría hacer yo para que accedas a una sola partida conmigo?
-Mmm... ¡eso suena interesante!-se quedó pensando un rato-¡Ya sé! Tengo un recadito, pero es en el mundo real.
-¡¿Qué?! Eso... ¡eso es terrorífico! ¡No puedo salir de aquí, estoy tan enviciado a esta realidad virtual que no puedo salir a mi cuerpo de carne! ¿Y si me muero?
-Pues entonces lo que haré es vender tus restos por el mercado negro...
-¡Eh!
-No, tranquilo, no te pasará nada ahí afuera, caramierda.

FabiuS frunce el ceño por el insulto. Y después dice la palabra más decisiva en su vida:

-Acepto.


* * *

La sensación que experimentó Fabio al salir de la conexión del Holocrón fue como... renacer. Sentía su piel. El frío sobre ella. Hacía frío. Era invierno. Pero... ¿dónde vivía él para que hiciera tanto frío?

No era frío. Era la sensación de aire de verdad en su cuerpo. Sus neuronas estaban experimentando algo indescriptible. Vivir.

Fue, con tropiezos, a su añorado escritorio. En el calendario de papel ponía que era lunes, y en el reloj de cristal, las cinco de la madrugada. ¿Cómo podía ser eso? ¿Tan sumido estaba el mundo en la RV que se habían descuidado y ya no había colegio? Era todo muy confuso.

A través de la amplia cristalera de su ventana (vivía en un rascacielos) se vislumbraban las luces de la ciudad. ¿Ciudad? Si toda la gente estaba en el mundo virtual, eso no era una ciudad. Era... un futuro cementerio. Pero no podía ser así, ¿o no? Fabio cogió abrigo, un bolso y se comió unas Sdickers, para asegurarse de que tenía energía. KoalaDear no le había dicho cuál era el trato, pero sí dónde se reunirían. La Menacho Street. Le caía cerca.

Salió de la que era su casa y tomó el ascensor, para bajar a la planta cero. El silencio en la caja metálica fue agotador. En aquella época, no había música en los elevadores. Silencio.

En un momento de gloria, sonó el ``¡ting!´´ del anuncio de la apertura de la máquina. Afuera, solo había una tenue pero presente neblina. Las puertas del hall estaban de par en par... ¿por qué? Eso no importaba, se dijo a sí mismo, tenía que salir y reunirse con la malhablada chica.

Silencio. Niebla. Cristal. Silencio. Niebla. Silencio. Ya casi llegaba a la puerta. Niebla. Sil... Gemidos de agonía. Eso asustó al joven, que se echó hacia atrás. No sabía qué cojones era ese ruido. Cada vez se oía con más claridad. La incertidumbre. El temor a lo desconocido. Ya. Ya. ¡Ya! Un pobre hombre con la cara magullada y con pústulas se arrastraba con sufrimiento por el suelo, hacia él. Estaba ensangrentado por todas partes. No... no tenía piel. ¡Estaba en carne viva!

Fabio cada vez estaba más aterrado. Al fin, se consiguió percibir algo de la boca del desgraciado:

-Ayudameeeee...
-¿Q-quién...?
-Aaahhh...
-No se acerque...
-Ayudame, joveeenn... El-ellossss...
-¿Quiénes? ¿Dónde?
-Los vivosss... enacho... street...
-¿Vivos? ¿Lo... los vivos? ¿A qué se refiere con eso?
-Noooo... te vaaaayasss... allí...
-No. No. No... ¡¡Nooo!!

El pobre despojo se aferró a su pierna, como si su amarga vida fuese en ello.

-¡¡¡Tienes que ayudarrmeeee!!!
-¡Aaaaaaahhhhhhhh!

¡Bang! Le habían disparado. Ahí acabó la insufrible vida de ese hombre. ¿Pero quién? Además, ¿armas en Badajoz? ¿En una ciudad tan civilizada? Ni de coña, vamos.

-¡Eh!-una figura en la oscuridad exterior le gritó.

Fabio se quedó callado. Después, preguntó:

-¿Quién eres tú? ¿Por qué...?
-Era un arrepentidox, no importa. No importan... ¿Eres FabiuSxRzR7?
-¿¡Cómo sabes eso, joder!?
-Me envía KoalaDear. ¡Despierta! Pues si ver morir a un arrepentidox te ha afectado tanto... Bueno, tú sígueme, te llevaré con ella.
-Ella me dijo que tenía que ir YO al punto de encuentro.
-Vale, ¡pues ha cambiado de idea y ahora yo te acompaño, niñato! Y calla la boca, no es zona de fiesta.

Así, el desconocido de cabello rubio, y raza negra, le fue guiando por las sombrías calles de la fantasmal Badajoz. Karlom, como se llamaba el tipo de la pistola, solo tuvo que disparar a tres ``arrepentidox´´... o lo que fueran esas pobres personas.

-Ahora el mundo es diferente, novato.
-¿Cómo de diferente?
-Verás... llegó un punto en el mundo virtual en el que un grupo de peña se dio cuenta de que lo que estaban viviendo era una puta farsa, así que decidieron desconectarse.
-¿C-cómo? ¿Desconectarse? ¿Y ya había otra gente que se había desc...?
-No. Ellos fueron los primeros... bueno, nosotros.
-Tú... El ``arrepentidox´´ de mi edificio murmuraba algo sobre ``los vivos´´...
-Esos somos nosotros, chaval, Los Vivos, los que escogieron la vida antes que la digivida. Somos un movimiento que apoya la liberación de lo virtual, para volver a lo tradicional.

Mientras conversaban, pasaban por avenidas desiertas, y Fabio contemplaba la gran magnitud de los edificios, algunos destruidos, quién sabe por qué...

-Hablando de los arrepentidox... ¿por qué los matáis? ¡Son seres humanos!
-Mira, el mundo es injusto, niño, y nosotros pensamos que ellos, los que se quedaron en la vida de la falsedad, no merecen exhalar este mundo. Son inferiores. Así que, cuando algún comemierda de esos sale de la RV, nos dedicamos a torturarlos, asesinarlos directamente, o darles caza... ¡Son como animales! Ya verás, algún día te enseñaré a usar una pipa, y después, a... ¡Eh, ya hemos llegado!

La narración de Karlom le dejó con pensamientos de terror, por lo que le deparaba en el Nuevo Mundo. Enfrente de ellos había un local con aspecto de mal barrio, y en la entrada unas luces de neón anunciaban a sus visitantes: ``EL GARITO DE K-DEAR´´.

-Entra, chaval, pero no te emociones mucho al ver lo que hay dentro...
-¿P-por qué dices...?
-Tú calla y observa.

El interior del edificio era despampanante, colorido, pero a la vez oscuro ...era un prostíbulo. Las strippers bailaban alrededor de las barras al son de la música de infierno, iluminadas por la luz de los focos multicolores. Allí, dentro de ese antro, apestaba a marihuana, la metanfetamina era era parte del ecosistema y la borrachera era ley. Mientras caminaba, ¡unos glúteos golpearon con fuerza al joven protagonista! Perdió el conocimiento por el azote y, cuando despertó, se encontraba en una pequeña sala, apartada y oscura. Alguien más además de él estaba allí. Era KoalaDear. Fabio se percató de que, en la vida real, la ruda gamer también era poseedora de esa belleza natural y esa melena corta azul celeste, que hipnotizaba al puberto.

-Eres.., tú.
-Hola, FabiuS.
-¿Po... por qué este lugar para reunirnos?
-¿Es que no lo has visto en la entrada? ¡Es mi local, gilipo****!
-Eres igual que en la Realidad Virtual...
-Gracias por el cumplido, guapo-se quedó un momento pensando-... Bueno, voy a decirte ya por qué estás aquí.
-Mmm...
-Como ya te habrá contado Karlom, hay dos mundos paralelos, el virtual, en que has estado viviendo tú durante prácticamente toda tu vida, y el mío, en el que Los Vivos somos la raza predominante, ya que, con el efecto de la contaminación industrial, todos los animales, plantas y demás seres vivos acabaron muriendo. La naturaleza tal como te la han presentado en las clases de biología está más podrida que los cadáveres de la gente del siglo XXI, y, para conseguir comida, tenemos que rebuscar en los grandes almacenes de lo que antes eran supermercados. Y algún día, esos víveres se acabarán y algunos decidirán sucumbir al canibalismo... Entonces será el caos. Y la humanidad habrá llegado a su fin.
-¿Y para esto me has despertado? ¿Para saber esta triste realidad? ¿Que moriré...?
-Todo el mundo muere, FabiuS... Acéptalo.
-Qué gilipollez... hacerle caso a una cualquiera...-se levanta de la silla en la que ha permanecido ese tiempo.
-¡Eh, yo no tengo ninguna culpa, ...idiota! ¡Agradece, por lo menos, que te haya protegido para que estos salvajes no te destripen como a un puto arrepentidox!

Fabio se va. Las luces y la atracción del lugar ya le dan igual. No quiere afrontar la desgraciada realidad en la que vive. Aquella chica... Él nunca pensó que le llevaría a este pedazo de mi****... Tampoco le importaba ya el trato de KoalaDear, que, por cierto, al final no le había dicho en qué consistía. Solo quería quedarse quieto y...

Fuera del local, un grupo de Vivos con mala pinta se le acercaron y le decían:

-¡¿Qué pasa, carnaza?!-comentó uno que iba rapado, pero con una alta cresta.
-¿Adónde crees que vas, niñito?
-¡¡Eh!!
-¡Te estamos hablando, casi-arrepentidox!-le escupió en la frente; ahora se sentía un ser sin dignidad-¡¿Muestra un poquito de respeto, no?!-parecía el líder. Tenía un parche en el ojo izquierdo y varias cicatrices poblaban su cara.
-Erhh... yo...
-Tenemos hambre, perrita, así que... ¿por qué no corres como una gacela para que te demos caza, no te parece?
-A-alejaos de mí...-le temblaba la voz. Ese no era su sitio. Estaba en una tierra desconocida... y esos tipos querían matarle. Huyó.
-¡¿Adónde te crees que vas, arrepentidox de mi****?!

Esa era la vida que le tocaba ahora. Escapar. ¿Estaba mejor en la Realidad Virtual? Huir. Amanecía. Escapar. Sin esperanza. Huir. Pisadas. Eran ellos. Esos Vivos psicópatas. Le pisaban los talones. Cada vez más cerca. Oía sus gritos. Escapar. Uno de ellos le había rozado la camiseta. Huir. Cerca. Se tropezó, y al instante, le agarraron del cuello con agresividad. Era el líder.

-¡¡Ahora, vamos a quemarte vivo, cosa, y esa perra de K-Dear no estará para salvarte el culo cuando suceda!!-mientras le gritaba al lado de su cara, su saliva salía despedida de su sucia boca.

Uno de sus secuaces sacó una navaja, y se la pasó a su ``jefe´´. Fabio gemía de terror. Ya no había esperanza. El mundo no le quería. La gente de ese mundo no le quería tampoco.

En ese mismo nanosegundo, una sombra de una persona misteriosa, con un sable de acero, cortó en vertical, en dos, la cabeza de el líder de los caníbales. El momento parecía no tener fin. La sangre de ese bastardo saltaba por los aires como si fuera la misma lluvia. La sombra. Era ella. KoalaDear aterrizó en el suelo de la carretera con estilo, sujetando el brillante arma, que ahora estaba empapada de sangre. Y le dijo:

-No puedo dejar que te maten esos hijos de la gran p***.
-¿Pe... pero cómo coj...?
-Eso no importa ahora, FabiuS. Venga, agárrate de mi brazo y no mires atrás.
-¡Te... tenías razón... son como caníbales!
-Putos Hannibal Lecters... Pero ahora están muertos. Así soy yo. Tengo talento-hizo una pausa-. Será porque soy australiana.

El joven Fabio, agarrado de la chica, intentó asimilar lo que acababa de ver. ¡Esa tía le había salvado el pellejo! Y la manera en que había acabado con ese cab***... wow.

-¿Y dónde estaré a salvo?
-Perdona, ``dónde estaremos a salvo´´. Verás, yo nunca me sentí muy convencida con lo de torturar a los nuevos habitantes, eso era parte de la ideología de los Dos Clanes. Los Vivos nos dividimos en tres... pero mis seguidores, al final, se cegaron con las ideas de los otros... incluido Karlom.
-¿Karlom?
-Cuando te fuiste, intentó asesinarme. Era todo un complot. Tampoco les gustaba que yo sintiera un interés especial por ti...
-¿Me qui...?
-No, no es eso-estaban subiendo por unas escaleras metálicas. Se dirigían hacia la azotea de un edificio-... solo me diste esperanza...
-¿Esperanza de qué?
-De devolver a la Tierra a su antigua gloria. De cambiar toda esta mierda ...y para eso te necesitaba a ti.

El muchacho se quedó en blanco. ¿Él, especial? Sí, ya...

No entendía qué tenía que ver él en todo esto, pero se dio cuenta de que lo que había arriba del edificio era un futurista helicóptero. Los dos se subieron en el vehículo, mientras que los opositores a KoalaDear subían como energúmenos al edificio. Muchos de ellos alzaban antorchas al cielo de la mañana, clamando palabras de insulto a Fabio. En verdad, toda esa gente quería acabar con él. Daba la impresión de que él era de otra raza, y ellos eran los racistas que se creían superiores. Por suerte, el helicóptero despegó antes de que un magullado Karlom lanzara sus manos hacia la escalera de subida. Todo eso quedó atrás.

Cada vez se alejaban más de los edificios, de la muchedumbre furiosa, de Badajoz, la que una vez, si recuerda bien, fue su hogar. Ahora, su vida había cambiado y un nuevo futuro le aguardaba.

Bastantes horas después, y tras una gran y merecida siesta, los fugitivos llegaron a su destino: Australia. Allí parecía que la podredumbre no había afectado mucho al entorno, ya que, por algún rincón del vasto suelo, se podían vislumbrar algunas briznas de hierba verde y fresca. Allí, al menos, parecía haber esperanza.

-Es por aquí...-KoalaDear guiaba a Fabio por las calles desiertas de Sydney, en dirección ...¿a qué?
-Vale.

Tras una colina plagada de escombros y más hierba, se situaban unas instalaciones con forma circular. Era como una gran luna llena. Subieron una extensa rampa, que llegaba hasta una compuerta que, por cierto, estaba más que oxidada. La chica sacó de su bolsillo una especie de mando a distancia, con el cual activó el mecanismo que hacía que la entrada se abriese a ellos. Entraron.

Dentro, en la oscuridad de lo desconocido, no se conseguía ver nada. La única luz que había era la del mando de KoalaDear. Una luz verde que les mostraba tuberías, puertas de metal, laboratorios...

-Esta es la Sala Central, o Perímetro de Activación... Sube por ahí.
-Y... ¿vas a decirme ya qué es esto?

Subían. Ella abrió una puerta. Esa puerta daba al exterior. Estaban arriba del todo de la estructura, afuera, en el centro de ese gran círculo.

-FabiuS, este lugar fue construido por un hombre, un científico, que creía que las máquinas nos llevarían a nuestra propia extinción. Era algo asegurado. Así que, junto a sus pupilos y seguidores, se embarcó en la creación de un artefacto capaz de regenerar la vida una vez que esta ya está muerta, porque él preveía la desaparición de la naturaleza. ¡Es lo que necesitamos ahora, FabiuS! Al final, como ves, consiguió acabarla. Pero él introdució una clave encriptada en la máquina, que solo podría ser activada por sus descendientes directos de sangre.
-Y...
-Fabio, él es nuestro padre. Tú y yo somos hermanos.


---


-¿Y ahora qué vas a hacer, Rachel? ¿Adónde vas a ir?
-Es un nuevo comienzo... para todos.

Las ramas de los árboles se movían con la leve brisa.

-Quiero que cojas ese helicóptero y que te dirijas a dónde te he marcado en el GPS. Es una zona despoblada de Asturias, España. Allí tendrás todos los recursos que necesites hasta que todo este lío de Los Vivos se haya despejado.
-¿Qué? ¿Y tú qué, te vas a quedar aquí? ¿Después de decirme lo que sé...?
-Fabio... no puedo exponerte más al peligro que no te mereces. Vete.
-Somos...

La soledad de la pradera. El susurro de esa brisa sobre la hierba.

-Familia.

Se miraron.

-Me acabas de conocer, Fabio. No te deberías apegar a alguien como yo. Vete. Vete, he dicho.
-Koal...
-¡¡VETE!!

El helicóptero voló por la atmósfera de Australia. Las nubes tenían un tono anaranjado. Sobrevoló innumerable variedad de paisajes diferentes, que se estaban recuperando del holocausto de la Naturaleza poco a poco. Desiertos con dunas. Una Esfinge derruida. Extensiones de hielo antártico. Kilómetros y kilómetros de selva del Amazonas recién regenerada. Montañas escarpadas... pequeñas lagartijas. 

Vida.

Así era el mundo que los abuelos de los abuelos de su padre habían contemplado. Un mundo imperfecto, porque la Naturaleza no es ni buena ni mala, es Vida. Pero tal vez, en esta vida no tenemos por qué disfrutar de la belleza natural de nuestro mundo solos. Tal vez debemos hacerlo juntos.

Como una familia que se quiere.

El helicóptero, con el motor ya gastado, aterrizó con el piloto automático en una colina verde. Sería lo que Rachel decía que se llamaba Asturias.

Mientras se guiaba por el GPS hasta el Hogar Seguro, entre la salvaje lluvia que enviaba el temporal, Fabio se preguntó por qué ella habría puesto el recorrido de manera que pasara por esos precisos y distantes lugares... Extraño. Fue bonito, al menos...

Al fin divisó en lo alto de unas rocas una choza de piedra negra. Entró huyendo del agua, cerró con una roca más grande y se quitó el chubasquero que encontró oportunamente en el vehículo. Dentro del Hogar Seguro había un horno de piedra, un tocón como taburete y una mesa (también rústica) con una caja metálica encima. Había en su interior un mendrugo de pan, dos filetes de ternera y un zumo de piña en tetrabrick. 

Se sentía cómodo, sí.

Un hogar.

Un hogar, sin familia.


***

Se despertó en medio de la noche. Hacía calor. Entreabrió los ojos y vislumbró unas llamas.

Gritos. Carcajadas desencajadas.

Intentó incorporarse, pero... No podía moverse. Estaba atado a un poste.

-¡Ajajajajah...! ¡¿Ya te has despertado de tu siestita, bebé?!
-¡Vamos, dejadme por lo menos que me la chupe un poco!
-¿Dónde está la pu** de K-Dear?

Estaba rodeado. Los Vivos le habían encontrado.

-Yo... yo no tengo nada que ver con ella, dejadme sa...
-No no no no no. ¿Y entonces por qué te protegía tanto? ¡¿Eh?! ¿Y qué significa todo esto? ¡¿Por qué te ha llevado aquí?!
-Karlom, erh...-pensaba rápidamente en una forma de persuadirlo-La verdad es que a mí tampoco me cae muy bien, me prometió cosas y después me dejó tirado aquí.... tío.

El rostro del mohawk se quedó estupefacto durante unos segundos.

-No soy tu tío, chaval... ¡¡¿Y tú por qué crees que tengo estas pu*** quemaduras en la cara?!!
-Por...
-¡¡Por ti, gilip*****!!-coge una palanca de metal-Vamos a foll**** duro, niñato, te vamos a ir desmembrando poco a poco esos bracitos y piernitas que tienes, y te vamos a puto comer, ¿eh? ¿Te parece bien?

Le arrea con la palanca.

-¡Aaah...!
-¡No...!

Otra vez.

-¡...eres...!

Una costilla rota.

-¡¡...especial!!
-¡¡Aaaaahhh!!-la sangre caía desde su frente y se caía por dentro de su camiseta, introduciéndole un frío de muerte por el pecho.
-¡¡Mira cómo llora, Karlom!!
-¡Ajajajaja...!
-Y... srrurf... eso es lo que tienes... srrurrf...
-¡Pero mirad...-proclamó Karlom a su manada, alzando los brazos como un mesías-...si encima nos viene con quejas!

¿Ese era su fin? ¿Iba a ser torturado por unos animales como esos hasta la muerte? Rachel, KoalaDear, o como la llamase ahora, no había conseguido salvarle. El Hogar Seguro estaba en escombros, destruido. El mundo estaba volviendo a vivir... ¿para qué? ¿Para dar cobijo a ese tipo de... ``personas´´? Rachel, en este momento, seguramente estaría pensando que su hermano perdido estaba a salvo. No. Ya no había vuelta atrás.

-Nosotros... bueno, ellos, los depravados...-risas de maníacos-tenemos una particular manera de perdonar a los enemigos y llevarlos al Valhalla.

Un escuálido cyberpunk se acerca con un paso tambaleante, como de demente.

-Viene Loki R-7u, dios del engaño... y él te dice que todo va a salir bien y te desata... de tus ataduras.

Loki le sonríe.

-Pero en realidad... ¡oh! No deberías haberte fiado de Loki, dios del engaño... Él no es tu salvador, es tu verdugo.

Los demás Vivos se acercan en círculo.

-Ahora, vamos a cantar una canción muy bonita... quizá la recuerdes, a todos nos la cantan nuestras madres cuando somos pequeños...-Fabio llora en silencio-¡Oh! ¿Es que no has tenido madre...? Bueno, pues NOSOTROS seremos tus madres.

Loki R-7u se bajó los pantalones.

-Acércate-dijo-... Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña... ¡Aurf!
-¡Garfl!
-Como veía que no se caía fue a llamar a otro elefante...-cantaron siniestramente a coro los otros. Loki se fue. Le tocó el turno a otro.
-Dos elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña...
-¡Garfl!
-Como veía que no se caían fueron a llamar a otro elefante...

Otro más.

-Tres elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña...
-¡Gaharfl...!
-Como veían que no se caían fueron a llamar a otro elefante...

Y más.

Y más...


---

Año 2196. El Cairo, Nuevo Egipto. Era un día como todos, la rutina del trabajo en la chatarrería, la comida austera de siempre... Corrían tiempos de guerra entre las dos facciones de los Dos Clanes: ambos líderes de los grupos querían el dominio de África central y América del Sur, pero la avaricia de recursos era tal que el reparto desencadenó en luchas. Por otra parte, los arrepentidox fueron erradicados ya hace veinticinco años, con Día del Juicio Final en la Semana de las Purgas Sanctas. Aún así, había zonas neutrales que se autoabastecían a base de la recolección y reparación de flyingcars abandonados para uso de los Clanes, no sin olvidar el tráfico de personas para la prostitución en los casinos, propiedad de numerosos jefes gángsters.

Ezequiel Santos era un chatarrero cincuentón, pelirrojo, con barba andrajosa y un carácter reservado y huraño. Ese día le tocaba un trabajo especial después de la jornada de recogida habitual, pero Yamzer Uttniem, el patrón, no le había informado aún sobre el cometido de su misión.

Salió de su chabola de adobe y se dirigió al Casino Kéops en su bisonte sin-pelo. Antes de entrar, un niño esquelético le pidió identificación.

-Ezequiel Santos Build...
-Esa no, vejestorio naranja, la identificación con que te conoce Uttniem.
-...
-¿Y bien?
-Fabio González Stanley.

El interior no era nada nuevo. Fabio ya sabía cómo eran esos sitios...

-¡Fabio Klaus! Mmm, aquí tengo a mi hombre preferido...
-Cuenta lo que quieres, Uttniem...
-Esta noche vendrá un cargamento nuevo de mercancía. Chicos. Y chicas. Tienes que estar en la parte trasera del puesto de aduaneras a las dos en punto con tu furgoneta. ¿Me has oído? Ni un minuto más ni uno menos. Doce en punto de la madrugada.
-Me parece-piensa en su pasado. Piensa en si es bueno o malo lo que va a hacer-... bien. ¿Cuánto me vas a dar?
-Sesenta mil si sale todo a la perfección.

Vuelve a casa. ¿Casa? Esa palabra ya no tiene el significado que solía tener. Entró, colgó su abrigo sobre un palo incrustado en la pared, y se dispuso a encender la luz.

Había entrado alguien en casa.

Una mujer de unos cincuenta y tantos, con el pelo teñido de azul celeste, y una apariencia familiar estaba de pie en el salón. Mirándole. Esos ojos verdes que una vez le apasionaron.

-KoalaDear-su bolso cayó de sus agrietadas manos.
-Fabio...

Se acercaron.

-¿P... por qué me dejaste?-dijo con ojos enrojecidos.
-Hermanito, conmigo habrías pasado peligr...
-¡¡¿PELIGRO?!! ¡¡¿Me estás hablando de peligro?!!-se estaba enfureciendo. Daba pavor verle-¡¡Según llegué a esa estúdida cabaña de los cojo*** me secuestraron esos put** animales de los Vivos, me obligaron a hacerles una felac*** y me violaron!!

La adulta KoalaDear abrió la boca y movió las cejas con un sentimiento de dolor y culpa.

-Fabio, no... yo... lo siento mucho... No pude saber que te iban a seguir la pista... yo...
-¡¡TÚ ME ABANDONASTE!!-cogió la mesa de madera y la arrojó con ira contra ella. No le alcanzó.
-Fabio, podemos arreglar esto... Te encontré y quería decirte que vinieses a vivir conmigo en Asturias... Verás, allí tengo una casa...
-Fuera de mi casa.
-Fabio...
-Fuera de mi casa o juro que te vas a arrepentir.

Las dos menos cuarto. La luz violeta de las farolas iluminaba el interior de la furgoneta y le daba un color diferente a la piel del ermitaño solitario. Rachel se equivocaba. Su vida ya no era como antes. Nunca tuvo vida. Y ahora no era momento de hacer reunión familiar.

1 kilómetro.

Antes de irse, le contó a Rachel lo del trabajito nocturno. Ella no estuvo de acuerdo con lo que iba a hacer. Vender las vidas de esos pobres adolescentes a las manos de un mafioso. Según él los recogiera, sus vidas pasarían a ser solo el disfrute erótico de miles de pervertidos desesperados. Meros objetos sexuales.

500 metros.

¿A eso se había reducido su existencia? A él le habían hecho cosas horribles cuando tenía trece años... ¿cómo podía ahora permitir que a otras personas les hicieran lo mismo? Eran niños, joder, eran niños.

250 metros.

Su legítima hermana le ofrecía una vía de redención, una vida juntos, en familia. Una familia.

130 metros.

¿Acaso no era eso lo que quería, lo que pensó durante su viaje a Asturias? ¿Que la vida en realidad consistía en una familia que se quiere...?

50 metros.

Esa era su oportunidad de dejar su amargo pasado atrás y emprender una vida nueva.

25 metros.

Era su oportunidad de vivir.

10 metros.

Ahora o nunca.

Aparcó la furgoneta y salió. Vio delante suya a los pobres chavales. Miró a uno de ellos y le dijo:

-Coged esa furgo y largaros de aquí.

Seguidamente, pegó un puñetazo al guardia traficante que los vigilaba. Él era más joven, pero Fabio se había visto en peores peleas callejeras...

Lo quedó noqueado. El chaval que iba a conducir le llamó:

-¡Venga con nosotros! ¡Le matara...!
-¡Marchaos ahora que podéis!-gemía... El guardia le había clavado una navaja antes.

El vehículo corrió a toda pastilla de allí.

Se arrancó el arma blanca y se tapó la herida. No iba a poder caminar hasta casa en ese estado...

Pero debía intentarlo.

Caminó a trompicones hasta la salida de la ciudad, al lado de la Esfinge, durante toda la madrugada. Llegó a la frontera a las seis, moribundo. Su hermana le había dicho que saldría del país por ahí a esa hora.

Pero ella no aparecía. Había perdido su oportunidad de vida otra vez.

Un quad negro pasó a su lado. Pero paró. Estaba delirando. Era Rachel. Estaba a punto de quedarse inconsciente. Ella le recogió.


***

Se despertó sobre un banco de piedra. Estaba en una colina desde la que se veía el mar, con su acantilado, y sus rocas milenarias. Estaba en Asturias. Estaba con su hermana.

-¿Cómo estás?-estaba sentada a su lado.
-¿Sabes...? Este es el lugar en el que uno querría estar por última vez con sus seres queridos y morir.

Miraba cómo el horizonte unía el cielo con el mar. Su mirada se perdía en él.

-Es muy bonito... Aquí creció nuestra madre.
-Me imagino cómo hubiera sido nuestra vida aquí, de una forma diferente... Pero eso no me importa ya, porque estamos juntos.
-Sí, lo estamos... Estamos juntos...

...


F I N

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